Al atardecer de antaño en Cabeza la Vaca


 

Al atardecer, cuando en Cabeza la Vaca se dejaban las faenas del campo y la vida laboral volvía a las siempre afanosas tareas en el caserío, en el pueblo, en las casas de cada cual, llega el momento en que se escucha en sus calles el toque fervoroso de la campanilla de la persona que anunciaba la "hora de Ánimas", que solía ser una mujer a la que se solía denominar la "Mujer de las Ánimas". Es el momento de la llamada a los vecinos a la oración, al recogimiento y al recuerdo de los seres queridos que se fueron, que ya no están presentes en persona, en cuerpo, perro, sin duda alguna, siguen con nosotros. En la Hora de Ánimas" la campanilla los recordaba e invitaba al pueblo a rezar por ellos.

La Mujer de las Ánimas recorre el pueblo dando toques de campanilla que solían ser lentos, con cadencia y armonía, llenando las calles y callejas con su son. Se solía detener en los salientes de las  bocacalle, en los cruces entre calles, dando tres toques y recitando su salmodia una especie de jaculatoria, a modo de recordatorio con el objetivo de invitar a los vecinos a la oración que debía consistir al menos en un Padre Nuestro y un Ave María por el Amor de Dios y por las ánimas benditas o ánimas del purgatorio. Se hacía como un intento comunitario de rescatar las almas que tuviesen pecados que purgar y estuviesen en el purgatorio para que pudiesen ascender lo más rápidamente posible al Cielo.

Después, solía dar otros tres toques más de campanilla; y continuaba el recorrido, al que se solían unir devotos vecinos.


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