Dioses ancestrales de la tierra. Ataecina

La zona en la que se incardina Cabeza la Vaca, Tentudía, Badajoz, fue como un imán para el hombre desde la prehistoria. A veces se encuentran restos que no se sabe bien a qué deidad ancestral puede pertenecer; o también, restos de su culto como altares, piedras para sacrificios, menhires, dólmenes, etc. Una de las deidades a las que los hombres dedicaron sus oraciones en la forma en la que correspondía a tal estadio de la civilización fue Ataecina, diosa antigua y poderosa, conocida también como Adaegina o Attacina, trae consigo la brisa oscura de lo desconocido, el aliento frío de la noche y el calor fértil de la primavera que renace. Su nombre, nacido de la lengua áspera del celtíbero, "ate gena", susurra renacimiento en cada rincón de la Península, donde el polvo y la historia se entrelazan. Señora de la fertilidad, madre de la luna y guardiana de la curación, Ataecina es el latido que reanima la vida dormida y la mano que la arrastra de vuelta cuando el ciclo llega a s...