Ser cronista Oficial

Real Asociación de Cronistas Oficiales de España

Los Cronistas Oficiales han tenido gran protagonismo en el engrandecimiento del acervo cultural de pueblos y ciudades, es por ello que alcanzan altas cotas de prestigio y reconocimiento. 

 En España, a lo largo del tiempo la fuerte del cronista oficial ha tenido un fuerte arraigo y gracias a esta figura hemos heredado investigaciones y crónicas, relatos desde la Antigüedad Clásica donde el cronista hacía la labor arcáica de periodista o reportero, relatando las campañas, los hechos importantes, tal y como los veía en primera persona o los resultados de sus investigaciones. Destaca la labor de cronistas como Alonso de Morgado, entre otros muchos a lo largo del tiempo, Morgado había nacido en Alcántara, provincia de Cáceres y fue sacerdote en la Iglesia de Santa Ana, Sevilla, gracias a él sabemos información valiosa y hasta detalles, como que las rejas del Hospital de las Cinco llagas de Sevilla, institución que ha servido a sevillanos, onubenses, gaditanos y extremeños, tenía de color azul sus rejas. 

El cronista oficial, como tal reconocimiento, dataría del siglo XIX aunque incrementa su número a fines del siglo XX. 

Los ayuntamientos ponen al frente de esta institución a las personas que atesoran los mayores conocimientos históricos, lo que se da la mano con el presente de la comunidad, presentando la identidad y memoria social de los pueblos. 

Los ayuntamientos con el nombramiento de cronista oficial, encomiendan a la persona del cronista su representación en tema cultural en los más diversos foros. Entre las funciones del cronista está la investigación histórica y la divulgación de los resultados y de los valores más singulares y característicos de las localidades. Generalmente los resultados de las investigaciones suelen presentarse en actas de congresos y conferencias informando sobre el grueso de sus investigaciones. Reflejo también de la actividad de los cronistas es la web de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales, un conjunto de personas académicas procedente del mundo de las humanidades, de Historia y de Historia del Arte fundamentalmente, siempre disponibles para el asesoramiento desinteresado de los ayuntamientos de los que han recibido su nombramiento en lo referente a patrimonio histórico, artístico, arqueológico, antropológico, etc. 

Debido al prestigio que rodea la abnegada labor del cronista oficial, han proliferado envidias y conflictos derivados del solapamiento de las funciones, del intrusismo profesional y de la aplicación de normativas distintas y/o contrapuestas e incluso intentos de remover algunos de los nombramientos que los ayuntamientos realizaron de forma totalmente legal y oficial, aduciendo razones baladíes con tintes políticos generalmente o por parte de individuos a quienes gustan los honores sin pensar que tienen que estar asistidos de sobrados méritos. 

Toda esta controversia se zanja al saber que la figura del cronista oficial carece en sí de perfiles políticos, es apolítico, es el máximo representante de la cultura en la localidad y es un cargo vitalicio. El nombramiento de cronista oficial recae siempre en personas físicas que, a lo largo de su trayectoria vital y/o laboral, se han distinguido por la labor de estudio, investigación y difusión del legado histórico y de la presente realidad de la localidad que le ha otorgado tal reconocimiento. 

Generalmente la regulación de la concesión del cargo de cronista oficial de la localidad está recogida en el Reglamento de Honores y Distinciones, donde están claros los aspectos que dimanan del derecho premial pero imprecisamente reflejados los que conciernen al desarrollo de sus tareas cotidianas. 

La figura del cronista oficial queda bien definida por el profesor Peláez del Rosal. Lleva anexo su carácter oficial, así como su calidad honorífica, gratuidad y carácter vitalicio; su identidad y funciones; su legitimación y legitimidad; su nombramiento; y su exclusividad o concurrencia. En su opinión “el cronista no es ni debe ser un funcionario ni un cargo administrativo sino más bien un cargo de autoridad que confiere a quien se le otorga una credibilidad pública vinculada al ente territorial y administrativo que lo nombra y legitima”. 

 El cargo de cronista oficial es único, salvo contadas excepciones en poblaciones de muy densa población, la pluralidad de nombramientos supondría el detrimento de la autoridad y representatividad del cronista oficial, que es un cargo vitalicio por cuanto que no constituye realmente un cargo sino una distinción o reconocimiento, su ejercicio no tiene límites temporales. 

Se entiende como lógico que el cargo de cronista no debe llevar anexo cargas para el consistorio puesto que lo que se hace con su nombramiento es reconocer los méritos de una persona, la labor realizada por ella a lo largo de su trayectoria profesional. Aparte de los asociacionismos regionales o autonómicos, los cronistas oficiales se aglutinan en una sociedad a nivel nacional, es la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales de España, RAECO, que nace en 1978 y fue distinguida en 2008 con el título de Real Asociación teniendo al frente a S.M. el rey Felipe VI. En Extremadura los cronistas se agrupan en la Asociación de Cronistas Oficiales de Extremadura. Ambas Asociaciones están presente en el mundo virtual por medio de sus webs.

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