Dioses ancestrales de la tierra: Baal Hammon

 


Los vestigios arqueológicos de Baal Hammon, una de las principales deidades del panteón cartaginés, son limitados en la Península Ibérica y sugieren una dispersión de su culto principalmente en el sur y sureste. 

Ejemplos relevantes de su presencia se encuentran en el Kronion de Gadir (actual Cádiz) y en el Mons Cassius, una colina de Cartagena donde es posible que existiera un templo dedicado a esta divinidad. Además, su culto se documenta en otras regiones del Mediterráneo oriental, como Siria, Fenicia, Anatolia, Palestina y Chipre. 

La difusión del culto a Baal Hammon en la península se relaciona estrechamente con la introducción de Tanit y la adaptación de la ideología ibérica a partir del siglo IV a.C. Durante este periodo, los cultos religiosos debieron ajustarse a las nuevas realidades sociales, reflejando un enfoque más centrado en las necesidades cotidianas como la agricultura, la ganadería y la descendencia. Lógico es que esta deidad se asentase en tiempos remotos en Extremadura, tierra agrícola, ganadera y donde se da especial importancia a la descendencia pues eran brazos que ayudaban al sustento de la familia.

El culto a Baal Hammon, así como el de otras divinidades, se integraba tanto en los rituales privados de la élite aristocrática como en las prácticas populares de la sociedad, donde se invocaba a la deidad para obtener protección y beneficios. 

Las representaciones de Baal Hammon varían, desde figuras masculinas con barba, bigote y una tiara adornada con plumas o rayos (como las halladas en el yacimiento de Coimbra del Barranco Ancho en Murcia), hasta formas simbólicas de un toro rodeado de astros, un motivo que aparece en la numismática de los turdetanos. 

A menudo, se asocia a elementos agrícolas como árboles y espigas, lo que subraya su conexión con la fertilidad y la abundancia.

Desde mediados del siglo IX a.C., Baal Hammon fue venerado como una divinidad ancestral que protegía al soberano y su palacio. 

En Cartago, además, adquirió un rol protector de la familia, la salud y la continuidad generacional, lo que lo vinculó con aspectos relacionados con el tiempo, las lluvias, las tormentas y las montañas. Por medio de los cartagineses habría entrado en la Península. 

A medida que las culturas mediterráneas interactuaban, las deidades eran a menudo reinterpretadas en función de sus similitudes. En el caso de Baal Hammon, su culto fue asimilado a figuras como Kronos, Saturno y Zeus durante la época romana, lo que refleja la capacidad de esta divinidad para integrarse en distintos contextos culturales, como señalan las fuentes clásicas que documentan su presencia en diversos puntos de la Península Ibérica.

Esta rica amalgama de influencias y representaciones subraya el carácter versátil de Baal Hammon como una figura espiritual central que trascendió fronteras geográficas y culturales, adaptándose a las cambiantes creencias de las comunidades mediterráneas.

En algunas representaciones es similar al Indalo.

Bibliografía:

  • Moneo, T. (2003). Religio ibérica: santuarios, ritos y divinidades (siglos VII-I aC). Madrid: Real Academia de la Historia.
  • Ceballos, M. C. M. (1992). Baal Hammon: Anotaciones sobre una obra reciente. Habis, (23), 9-14.

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