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Mostrando entradas de octubre, 2024

Dioses ancestrales de la tierra. Trebaruna

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  Trebaruna es una divinidad que se alza entre los misterios del panteón lusitano, ha sido conocida gracias a la epigrafía que la menciona en diversos puntos de la Península Ibérica. Aunque algunos la sitúan en territorios vettones, la mayoría de los vestigios de su culto se encuentran en la Lusitania, lo que ha consolidado la idea de que pertenecía a esta región.  Las fronteras tribales en la antigüedad eran difíciles de trazar con precisión y muchas veces la influencia de una deidad se expandía más allá de los límites geográficos estrictos, lo que dificulta adjudicarle una región exclusiva. El nombre de Trebaruna ha sido objeto de diversas interpretaciones. La más aceptada proviene del estudioso D’Arboise de Jubainville, quien sugirió que "treb-" significa "casa" y "-runa" podría aludir a "secreto", sugiriendo un significado como “el secreto de la casa”. Esta interpretación refuerza la idea de una divinidad protectora del hogar y, por extensión

Dioses ancestrales de la tierra. Epona

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    Extremadura es una tierra en la que los animales de cuatro patas y los alados, son aliados de los hombres, quizás más que en otras zonas peninsulares o igual que en otras zonas peninsulares en el tiempo. Lógico es pensar que estuviera presente entre las deidades íberas, celtas y celtíberas una como Epona. Epona, es la diosa celta e íbera, que emerge de la nebulosa de los siglos con el aura de una figura enigmática, protectora de los équidos y símbolo de la fertilidad y la naturaleza.  En su etimología la raiz del nombre vendría de:  Ekwo- (indoeuropeo) Epo- (galo) Hippos (griego) Equus (latin) Esta divinidad, honrada tanto en los campos como en las casas, se alzaba como guardiana de la cría de caballos, un animal sagrado en las culturas antiguas y representaba la prosperidad de las comunidades que vivían de la tierra.  No es casualidad que entre sus más fieles devotos se encontraran soldados y jinetes; no hay mejor símbolo de fuerza y nobleza que el caballo en tiempos de guerra y E

Dioses ancestrales de la tierra. Ataecina

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  La zona en la que se incardina Cabeza la Vaca, Tentudía, Badajoz, fue como un imán para el hombre desde la prehistoria. A veces se encuentran restos que no se sabe bien a qué deidad ancestral puede pertenecer; o también, restos de su culto como altares, piedras para sacrificios, menhires, dólmenes, etc. Una de las deidades a las que los hombres dedicaron sus oraciones en la forma en la que correspondía a tal estadio de la civilización fue Ataecina, diosa antigua y poderosa, conocida también como Adaegina o Attacina, trae consigo la brisa oscura de lo desconocido, el aliento frío de la noche y el calor fértil de la primavera que renace.  Su nombre, nacido de la lengua áspera del celtíbero, "ate gena", susurra renacimiento en cada rincón de la Península, donde el polvo y la historia se entrelazan. Señora de la fertilidad, madre de la luna y guardiana de la curación, Ataecina es el latido que reanima la vida dormida y la mano que la arrastra de vuelta cuando el ciclo llega a s

La ruta de Los Cortinales

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  La ruta de Los Cortinales es una ruta de senderismo de altura de unos 8 kms. El sur de Extremadura y el norte de Huelva, dos territorios se abrazan como viejos camaradas, tiñen el horizonte con sus masas de castaños, encinas, alcornoques y robles, fundiendo en el aire el aroma recio de la tierra y el silencio espeso de la sierra interrupto por los cánticos de las aves del paraje.  Al paseante que se atreve a recorrer estos paisajes, el lugar no le deja indiferente; la naturaleza, con su obstinada serenidad, lo envuelve en una atmósfera donde cada rincón parece susurrar historias olvidadas o casi... La ruta, sencilla en su inicio pero traicionera a ratos, arranca en los “Cuatro Caminos”, aquel cruce de caminos que convoca almas, con cuerpo o ya sin él, que suben hacia el monasterio de Tentudía.  Desde "Cuatro Caminos", los excursionistas pueden acceder a diversas rutas que atraviesan paisajes característicos de la sierra, con bosques de castaños, encinas, alcornoques y roble